Las ciudades romanas contaban con múltiples edificios religiosos y civiles a lo largo de toda la ciudad.
El templo fue el edificio religioso principal y sus plantas eran rectangulares (el más habitual), como la Maison Carrée de Nimes y circulares como el Panteón de Roma.
Los edificios civiles fueron muy variados. Las basílicas, edificios para las tareas comerciales y la administración de justicia. Las termas, grandes baños públicos y lugar de reunión social. Otros edificios eran para espectáculos, como los teatros, los anfiteatros (para luchas de gladiadores y animales) y los circos, para carreras de cuadrigas (carros tirados por cuatro caballos).
Además, los romanos hicieron obras de ingeniería como las calzadas romanas (vías empedradas), los puentes y los acueductos para transportar agua a las ciudades. También se construían monumentos conmemorativos como los arcos del triunfo y las columnas conmemorativas.
Por otro lado, tenemos las edificaciones domésticas, caso de las ínsulas, edificación de 3-4 alturas , la domus, típica casa de una planta con varias estancias, con patio interior y donde viven las familias adineradas y las villas, que eran viviendas rurales para la aristocracia romana.
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