20 nov 2014

Las minas de Potosí

La búsqueda de minas de oro trajo de cabeza a los conquistadores españoles, que recorrieron por ello el mapa americano de arriba abajo. Paradójicamente no se encontraron hasta tardíamente, avanzada ya la colonización. Lo que sí hallaron fueron algunos placeres auríferos y, sobre todo, minas de plata: las de Sultepec y Zumpango (1530) cerca de la capital mexicana, Taxco y Tlapujahua (1534), Espíritu Santo, etc. Pero la gran minería no se inició realmente hasta casi mediados del siglo XVI, cuando apareció la plata en Potosí (1545), Zacatecas (1546), Guanajuato (1550), etc.
Las minas estaban, por lo común, en zonas marginales a la colonización, planteando infinitos problemas para su explotación.

 La gran mina del Potosí estaba a 4.700 metros de altura, en pleno páramo andino, donde no había animales, ni casi vegetales. Para explotarla, se pusieron igualmente en marcha otros puentes desde Cuzco, Arica y hasta Córdoba, para llevarlo todo: desde los trabajadores hasta las ganados. Lo increíble es que en la Villa Imperial de Potosí, próxima a la mina, vivieran a comienzos del siglo XVII 160.000 habitantes, de los que la mitad eran indios. En cuanto al oro, apareció generalmente en lugares bajos, en plena selva tropical. En Nueva Granada se hallaron algunas minas auríferas en Buriticá y Remedios, pero lo frecuente fue encontrar el oro de aluvión, arrastrado por las arenas de los ríos. Estos lugares insalubres solían estar habitados por indios insumisos o rebeldes, con los que no pudo contarse para las labores de extracción, recurriéndose por ello a los esclavos. Sus apoyos económicos configuraron también un desarrollo regional y hasta urbano.

No hay comentarios:

Publicar un comentario